Con El castillode Otranto inició Walpole la moda de la novela gótica, una corriente literaria subterránea que produjo en el siglo XIX alguna obra maestra dentro de este tipo de literatura. No falta en ella ninguno de los ingredientes del género: espectros, aparecidos, criptas, pasadizos secretos, frailes, amores imposibles, muertes y venganzas. Este volumen incluye también Vathek, de Beckford, un “cuento árabe” al que Byron llamaba su Biblia. Bajo un ropaje desenvuelto y hasta humorístico a veces, la intensidad del relato va subiendo de tono, hasta alcanzar en las páginas finales ese horror sobrenatural del que hablaba Borges.