Esta novela forma parte del proyecto «releer Maigret por orden de publicación». Es el número 43, incluyendo novelas y relatos.

Probablemente es una de las que más me han gustado últimamente, tanto por el ambiente como por la trama. La introducción como testigo mudo a partir del último tercio del policía estadounidense es tan genial (no tiene nada que ver con la trama policiaca, es solo arquitectura narrativa, así que no estoy destripando nada) que me ha dejado picueta.

Creo (no puedo estar segura) que no la había leído antes, con lo que el placer ha sido infinitamente mayor, aunque también disfruto mucho cuando me toca una que he leído con gusto y en la que voy anticipando las cosas que recuerdo.

Cécile Pardon hace meses que acude al despacho del comisario Maigret para denunciar las extrañas transformaciones que su piso sufre por las noches. No obstante, tras vigilar en vano la casa, todos creen que Cécile tiene alucinaciones. Hasta que un día la encuentran estrangulada... Atenazado por los remordimientos, el comisario no descansará hasta meter entre rejas al asesino.