La clásica historia de un robo a gran escala, vista desde los ladrones. El foco va pasando de unos a otros, conforme van apareciendo en el centro de la historia, desde el "manitas" que ya estaba retirado al cerebro de la operación, pasando por el tahur que los financia, el que se encargaría de vender los diamantes (y que resulta ser el que lo echa todo a perder porque, pese a sus apariencias, está en la ruina) hasta el "guapo" (es decir, el matón, el encargado de cepillarse a quien venga a estorbar), que progresivamente va cobrando más importancia y cuya única obsesión es poder volver a su pueblo. La parte final, con él herido de muerte y su novia (a la que despreciaba, pero que resulta ser la única persona que le ayuda) buscando por las carreteras su pueblo hasta encontrar que la finca de su familia ha sido vendida y su hermano y su madre viven en una triste casa de ciudad, es un tanto patética, pero con mucho lo más interesante. Hasta los gangsteres más duros tienen su corazoncito. ( )