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Cargando... Egipto : tras las huellas de los faraonespor Jean Vercoutter
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Inscríbete en LibraryThing para averiguar si este libro te gustará. Actualmente no hay Conversaciones sobre este libro. EGIPTO, TRAS LAS HUELLAS DE LOS FARAONES INTRODUCCION CIENCIA Y LEYENDA Desde hace casi 5000 años, como un hito gigantesco, la Gran Pirámide yergue su masa silenciosa y enigmática en el mismo límite geográfico en que el valle del Nilo se abre en abanico para formar su delta. Espectáculo sublime, sobre todo al despuntar el día, cuando la Gran Pirámide emerge lentamente de las brumas del valle. Pero también, al caer la noche, a la hora en que el sol flameante de mil colores abraza su silueta recortada por la mano de un geómetra inspirado. Admiración, asombro, entusiasmo: los mismos términos aparecen invariablemente en la pluma de los viajeros que ven, por vez primera, surgir en el horizonte el prodigioso edificio erigido en honor del faraón Keops. Es como une palabra mágica: Egipto. Irremediablemente, el reflejo surgido de este estimulo es imaginar el país de las pirámides, el país de tos faraones, el país de la esfinge, el país de Tutankhamon... un país lleno de misterio y belleza. Por supuesto, el Egipto desiificado de nuestro tiempo no es la primera idea que se instale en muestra mente cuando decimos o escuchamos su nombre, sino el otro: El Egipto antiguo, el maravilloso y sin embargo real que, pese a los mutiples depredadores de todas las épocas han llegado hasta nosotros y en la actualidad se encuentran adomando los mas impotantes museos del mundo. Muchos grandes hombres a través de la historia, sintieron la llamada de Egipto, su influjo misterioso, que a algunos les hizo llegar como conquistadores y terminaron siendo conquistados; su atracción es innegable... Alejandro, el macedonio, fue el primero en sentir su fascinación y más tarde la experimentarían César y Marco Antonio. Y, ya en nuestra era, Napoleón, el Emperador de los franceses, el Corso previsor, que para trasladarse a aquellas lejanas tierras llevó en su séquito a un grupo de científicos y dibujantes, lo que demostraba su interés y admiración por aquel país, el país en que se encontraban las pirámides desde cuyas cimas les contemplaban cuarenta siglos de historia. Y al viaje de Napoleón se debió el poder llegar a conocer mucho más de lo que hasta entonces se sabía acerca de Egipto. Por que fueron sus hombres los que hallaron la famosísima piedra de Rosetta, a partir de la cual el joven Champollion consiguió descifrar la escritura egipcia, empresa que nadie habla logrado con éxito. Una vez que las inscripciones podían leerse, y complementadas por los innumerables restos artísticos rescatados por los arqueólogos, el misterioso país del Nilo desveló algunos de sus secretos, contó a la posteridad su historia, mostró al mundo su cultura, su religión, sus costumbres, sus creencias, sus ritos, su grado de civilización... La historia de un pueblo cuyos primeros anales se sitúan hacia el año 4000 a. de C. aproximadamente, por fuerza ha de ser de una gran extensión, y aunque no nos hallemos en posesión de estos vastos conocimientos en su totalidad, lo que ha llegado hasta nosotros de aquella remota civilización puede darnos una idea suficientemente amplia al respecto... sin reseñas | añadir una reseña
Pertenece a las series editorialesGallimard, Découvertes (Archéologie, 1)
The world of the pharaohs, rediscovered and revealed by such men as Howard Carter, discoverer of the tomb of Tutankhamun. No se han encontrado descripciones de biblioteca. |
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Google Books — Cargando... GénerosSistema Decimal Melvil (DDC)932History and Geography Ancient World Ancient Egypt to 640Clasificación de la Biblioteca del CongresoValoraciónPromedio:
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Desde hace casi 5000 años, como un hito gigantesco, la Gran Pirámide yergue su masa silenciosa y enigmática en el mismo límite geográfico en que el valle del Nilo se abre en abanico para formar su delta. Espectáculo sublime, sobre todo al despuntar el día, cuando la Gran Pirámide emerge lentamente de las brumas del valle. Pero también, al caer la noche, a la hora en que el sol flameante de mil colores abraza su silueta recortada por la mano de un geómetra inspirado. Admiración, asombro, entusiasmo: los mismos términos aparecen invariablemente en la pluma de los viajeros que ven, por vez primera, surgir en el horizonte el prodigioso edificio erigido en honor del faraón Keops. Es como une palabra mágica: Egipto. Irremediablemente, el reflejo surgido de este estimulo es imaginar el país de las pirámides, el país de tos faraones, el país de la esfinge, el país de Tutankhamon... un país lleno de misterio y belleza.
Por supuesto, el Egipto desiificado de nuestro tiempo no es la primera idea que se instale en muestra mente cuando decimos o escuchamos su nombre, sino el otro: El Egipto antiguo, el maravilloso y sin embargo real que, pese a los mutiples depredadores de todas las épocas han llegado hasta nosotros y en la actualidad se encuentran adomando los mas impotantes museos del mundo. Muchos grandes hombres a través de la historia, sintieron la llamada de Egipto, su influjo misterioso, que a algunos les hizo llegar como conquistadores y terminaron siendo conquistados; su atracción es innegable... Alejandro, el macedonio, fue el primero en sentir su fascinación y más tarde la experimentarían César y Marco Antonio. Y, ya en nuestra era, Napoleón, el Emperador de los franceses, el Corso previsor, que para trasladarse a aquellas lejanas tierras llevó en su séquito a un grupo de científicos y dibujantes, lo que demostraba su interés y admiración por aquel país, el país en que se encontraban las pirámides desde cuyas cimas les contemplaban cuarenta siglos de historia.
Y al viaje de Napoleón se debió el poder llegar a conocer mucho más de lo que hasta entonces se sabía acerca de Egipto. Por que fueron sus hombres los que hallaron la famosísima piedra de Rosetta, a partir de la cual el joven Champollion consiguió descifrar la escritura egipcia, empresa que nadie habla logrado con éxito. Una vez que las inscripciones podían leerse, y complementadas por los innumerables restos artísticos rescatados por los arqueólogos, el misterioso país del Nilo desveló algunos de sus secretos, contó a la posteridad su historia, mostró al mundo su cultura, su religión, sus costumbres, sus creencias, sus ritos, su grado de civilización... La historia de un pueblo cuyos primeros anales se sitúan hacia el año 4000 a. de C. aproximadamente, por fuerza ha de ser de una gran extensión, y aunque no nos hallemos en posesión de estos vastos conocimientos en su totalidad, lo que ha llegado hasta nosotros de aquella remota civilización puede darnos una idea suficientemente amplia al respecto...