El 11 de julio de 1982, el joven comisario Michele Balistreri está, como Italia entera, pendiente del televisor. La Squadra Azzurra juega la final del mundial de fútbol contra Alemania. Por eso, cuando recibe el aviso de que Elisa Sordi, a quien él conocía de vista, ha desaparecido, se lo toma a la ligera. Un error fatal que no se perdonará jamás.
Veinticuatro años después, en 2006, Balistreri es jefe de la Unidad Especial de Extranjería en Roma. Un puesto delicado en un país donde una clase política cínica y la prensa sensacionalista azuzan la xenofobia y el asesinato de una inmigrante no tiene el mismo valor que el de una chica italiana. Un país donde las decisiones se toman a puerta cerrada, cierta gente y ciertos poderes son intocables y la justicia depende de unas pocas personas íntegra. Como Balistreri, cuya última investigación le lleva nuevamente al único caso no resuelto de su carrera.
Durante veinticuatro años, la verdad quedó sepultada bajo un cúmulo de mentiras. Es el momento de afrontar un Mal, tan tenaz como elusivo, y de múltiples rostros.