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A meditation on escaping the chaos of modern life and rediscovering the luxury of solitude. Winner of the Prix Médicis for nonfiction, The Consolations of the Forest is a Thoreau-esque quest to find solace, taken to the extreme. No stranger to inhospitable places, Sylvain Tesson exiles himself to a wooden cabin on Siberia’s Lake Baikal, a full day’s hike from any "neighbor," with his thoughts, his books, a couple of dogs, and many bottles of vodka for company. Writing from February to July, he shares his deep appreciation for the harsh but beautiful land, the resilient men and women who populate it, and the bizarre and tragic history that has given Siberia an almost mythological place in the imagination. Rich with observation, introspection, and the good humor necessary to laugh at his own folly, Tesson’s memoir is about the ultimate freedom of owning your own time. Only in the hands of a gifted storyteller can an experiment in isolation become an exceptional adventure accessible to all. By recording his impressions in the face of silence, his struggles in a hostile environment, his hopes, doubts, and moments of pure joy in communion with nature, Tesson makes a decidedly out-of-the-ordinary experience relatable. The awe and joy are contagious, and one comes away with the comforting knowledge that "as long as there is a cabin deep in the woods, nothing is completely lost."… (más)
Con formato de diario personal, Tesson relata su estancia de seis meses pasados en una cabaña a orillas del lago Baikal, en Siberia, a cinco días de marcha del pueblo más cercano. Lejos de pretender llevar una vida de ermitaño, Tesson también se equipa con puros, vodka y libros de Chateaubriand. Durante su estancia explora los límites de su mente y su cuerpo al mismo tiempo que busca cierta paz que le conduzca a la felicidad.
Desde el momento en que supe que no podría hacer gran cosa para salvar al mundo, empecé a pensar en instalarme por un tiempo, solo, en una cabaña. Compré una isba de troncos, lejos de todo, en la orilla del lago Baikal. Allí, durante seis meses, a cinco días de marcha del pueblo más cercano, perdido en una naturaleza desmesurada, traté de ser feliz. Creo haberlo logrado. Dos perros, una estufa a leña, una ventana a un lago, bastan para vivir. ¿Y si la libertad consistiera en adueñarse del tiempo? ¿Y si la felicidad fuera disponer de soledad, de espacio y de silencio cosas de las que carecerán las generaciones futuras?
"Desde el momento en que supe que no podría hacer gran cosa para salvar al mundo, empecé a pensar en instalarme por un tiempo, solo, en una cabaña. Compré una isla de troncos, lejos de todo, en la orilla del lago Baikal. Allí, durante seis meses, a cinco días de marcha del pueblo más cercano, perdido en una naturaleza desmesurada, traté de ser feliz. Creo haberlo logrado. ¿Y si la libertad consistiera en adueñarse del tiempo? ¿Y si la felicidad fuera disponer de soledad, de espacio y de silencio - cosas de las que carecerán las generaciones futuras-?
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Want ik ben een man van de bossen en de eenzaamheid. Knut Hamsun pan
Vrijheid bestaat nog altijd. Je moet er alleen een prijs voor betalen. Henry de Montherlant, Carnets, 1957
Dedicatoria
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Voor Arnaud Humann
Primeras palabras
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Ik had me voorgenomen om voor mijn veertigste als een kluizenaar in het bos te gaan wonen.
Citas
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Vijf jaar lang heb ik van dit leven gedroomd. Nu maak ik het mee alsof het iets normaals is. Onze dromen komen uit, maar het zijn slechts zeepbellen die onvermijdelijk uiteenspatten.
Geen toegangswegen, sporadisch bezoek. 's Winters -30 graden Celsius, 's zomers beren in de buurt. Kortom, het paradijs.
Últimas palabras
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De honden richten hun kop op. Er klinkt geronk, eerst zacht, dan harder. Het is de boot. Een punt aan de horizon, die steeds groter wordt. Een eindpunt.
A meditation on escaping the chaos of modern life and rediscovering the luxury of solitude. Winner of the Prix Médicis for nonfiction, The Consolations of the Forest is a Thoreau-esque quest to find solace, taken to the extreme. No stranger to inhospitable places, Sylvain Tesson exiles himself to a wooden cabin on Siberia’s Lake Baikal, a full day’s hike from any "neighbor," with his thoughts, his books, a couple of dogs, and many bottles of vodka for company. Writing from February to July, he shares his deep appreciation for the harsh but beautiful land, the resilient men and women who populate it, and the bizarre and tragic history that has given Siberia an almost mythological place in the imagination. Rich with observation, introspection, and the good humor necessary to laugh at his own folly, Tesson’s memoir is about the ultimate freedom of owning your own time. Only in the hands of a gifted storyteller can an experiment in isolation become an exceptional adventure accessible to all. By recording his impressions in the face of silence, his struggles in a hostile environment, his hopes, doubts, and moments of pure joy in communion with nature, Tesson makes a decidedly out-of-the-ordinary experience relatable. The awe and joy are contagious, and one comes away with the comforting knowledge that "as long as there is a cabin deep in the woods, nothing is completely lost."
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