Un profesor de dibujo de enamora de una de sus alumnas, rica y huérfana, y es correspondido, pero ella debe casarse con un aristócrata por una promesa hecha a su difunto padre; al conocer la situación, él se marcha a una expedición arqueológica a América central. Hasta ahí la trama melodramática, bastante manida, que abarca prácticamente dos tercios del volumen. Pero se mezclan las inquietantes apariciones de una antigua amiga de la niñez de la enamorada, vestida siempre de blanco y aparentemente desequilibrada, que tratará de impedir la boda. A partir de aquí, y en el último tercio del texto, la novela deriva hacia la intriga. Otros personajes, como la hermanastra soltera de la enamorada, íntima amiga suya, el marido impuesto que resulta ser un rufián, y finalmente un diabólico "conde" italiano íntimo amigo del marido conforma una trama cada vez más subyugante. Alrededor de la huérfana y de su fortuna se va tejiendo una red de intereses perversos que, al final del tomo, la han dejado casi indefensa frente a los que sólo quieren aprovecharse de ella. Sólo su hermanastra la defiende. ¿Qué pasará? La solución, en el segundo tomo.

Además del argumento, en el que creo que sobran ciertas páginas demasiado "románticas" en el sentido ñoño de la palabra, la forma de presentarlo es estupenda. Se supone que son declaraciones de los diferentes protagonistas, que sucesivamente van contando en primera persona los acontecimientos de que son testigos, como si fuesen declaraciones o pruebas ante un juez: el profesor de dibujo, el abogado de la familia, el diario de la hermanastra, una declaración del tío y tutor de la damisela, y una efectista nota final del conde italiano al diario de la hermanastra, donde demuestra que lo ha leído y va a desbaratar las últimas esperanzas de las dos hermanas de alejarse de las sanguijuelas que las rodean. La forma recuerda a "La verdad sobre el caso Savolta" (más bien al revés) y permite combinar la técnica de la "cámara fija" con la variedad de perspectivas. Consigue enganchar de verdad. ( )