Un contexto que durante mucho tiempo ha sido un tab? en la historia de Francia: la guerra de Argelia, y sus horrores. Con Donde dej? mi alma, J?rme Ferrari (Premio Goncourt 2012) tiene la valent?a de construir una novela en un contexto que durante mucho tiempo ha sido un tab? en la historia de Francia: la guerra de Argelia, donde la institucionalizaci?n de la tortura o de las ejecuciones sumarias fue un hecho. Lejos de ser una ficci?n meramente hist?rica J?rme Ferrari lanza una luz despiadada sobre la maldici?n que condena a los hombres a ver c?mo se hunden los mundos que construyen, implic?ndolos directamente en su fracaso. El punto de partida es la relaci?n entre dos hombres de culturas distintas, el capit?n Degorce y el jefe del ej?rcito rebelde, Tarik Hadj Nacer, ±Tahar . Degorce es un personaje complejo y contradictorio. A trav?s del horror, llega a descubrirse tal y como es, y sufre por esa ±verdad deslumbradora. Por otro lado, el teniente Andreani no comprende la admiraci?n de su capit?n hacia quien, para ?l, no es m?s que un simple terrorista. Inmersos en un ambiente cuartelario, lejos de sus hogares, los personajes aceptan la violencia cuando para ellos se convierte en una necesidad. Descubren una obra que no es meramente hist?rica pero lanza una luz despiadada sobre la maldici?n que condena a los hombres a ver c?mo se hunden los mundos que construyen, implic?ndolos directamente en su fracaso. FRAGMENTO -El tipo que he pescado esta ma?ana, mon capitaine, ha hablado. No es moco de pavo, creo. - Ha hablado? Ya? -S?, mon capitaine, no ha sido nada dif?cil, sabe? Es un tipo fuerte, insondable, de manera que mand? que le pusieran delante de las narices el generador, los electrodos, todo el petate, le ped? a uno que se conectara para ver si todo funcionaba bien, trajimos un cubo de agua, esponjas, y le dije que viendo lo fuerte que era de nada nos servir?a sacudirle, que estaba seguro de que era valiente y no iba a hablar, en fin ya ve el plan, y le dije que, como no nos gustaba perder el tiempo, hab?a mandado traer tambi?n a su hijo m?s peque?o y que ?bamos a ver juntos c?mo soportaba el tratamiento de choque, el cr?o, e hicimos que entrase en la sala, solo me dio tiempo de decir: ±Vamos a quitarte la camisa y el pantal?n, campe?n, como en la playa, que le vamos a ense?ar una cosa a pap? , y el tipo dijo que iba a hablar, y ya est?, solt? la lengua sin problemas. ?Casi hubo que mandarlo callar! Como una seda, mon capitaine. -Pues eso es, Moreau -dice el capit?n-. Se est? volviendo un as en psicolog?a, verdad? Y entonces?