La extraordinaria maestría de Joseph Roth se manifiesta en esta novela con especial lirismo y vigor. La historia de Mendel Singer, que abandona a un hijo tullido en su aldea natal para partir con el resto de su familia a América, sirve a Roth para retomar con sutileza la historia de Job y sus infortunios, la pérdida de la fe y la experiencia del sufrimiento. El antiguo y familiar libro bíblico adquiere, en esta elaboración contemporánea, nueva e inesperada fuerza. Cuando fue publicado en 1930, representó el primer gran éxito para su autor, consagrándolo como uno de los más grandes escritores de su tiempo. ( )

Mendel Singer es, desde todos los puntos de vista, un pobre hombre, pero vive más o menos feliz y tranquilo en su pueblo ruso. Según va pasando la vida las cosas se le van complicando hasta llegar a comparase con Job, al que Dios envió toda clase de males solo para probarlo. El paralelismo con el libro bíblico solo es patente hacia el final de la novela, en circunstancias que no descubriré, porque el resto de la vida de Singer parece la de un judío rural corriente en la rusia zarista de principios del siglo XX. Pero a través de él, Roth nos cuenta la historia de mucha gente, gente corriente que no se ve preparada para afrontar la dureza de la vida que le ha tocado vivir y que, pese a todo, tira para adelante como pueden, en este caso ayudado por la fe en sus rituales y oraciones. La historia de Singer y de su familia es la de muchos y por eso el lector se siente solidario con él, pese a la diferencias en las circunstancias. ( )