Gerardo Diego (1896–1987)

Magnífica la poesía de Gerardo Diego, que me parece ha pasado a ser mi favorito de la generación del 27; sin duda, en relación calidad - cantidad me parece el mejor, incluso por encima de Vicente Aleixandre. Gerardo Diego no sólo tiene buenos temas y un lenguaje adecuado a su poesía, sino que además controla hasta la perfección las formas clásicas, en las que es capaz de encerrar hasta las más intrincadas de sus ideas sin que ello le haga perder un ápice de expresión ni de hallazgos de lenguaje; el recurso al verso libre y al blanco son para él innecesarios excepto cuando desea que estas características impliquen algún significado por sí mismas para aportar al poema matices relevantes de orden superior a tomarse el trabajo de cultivar la métrica. Por lo demás, la utilización de las formas clásicas con perfección sin perder expresividad por otros lados, siempre es un reto que no todos los poetas son capaces de enfrentar con éxito, mientras que Diego nos deja bien demostrado que él sí puede y que en él la flauta no suena por casualidad.… (más)

En Granada, en 1978, tuve la oportunidad de comprar un ejemplar de la primera edición de este libro de Gerardo Diego. Es un libro de poesía que releo de vez en cuando y a saltos. No tengo libros de cabecera, pero si los tuviera, éste sería uno.
No es una de las obras cumbre de G. Diego, pero tiene algo que lo mantiene a mi lado; cosas como este poema de la página 67:

NO VERTE

Un día y otro día y otro día.
No verte.

Poderte ver, saber que andas tan cerca,
que es probable el milagro de la suerte.
No verte.

Y el corazón y el cálculo y la brújula,
fracasando los tres. No hay quien te acierte.
No verte.

Miércoles, jueves, viernes: no encontrate,
no respirar, no ser , no merecerte.
No verte.

Desesperadamente amar, amarte
y volver a nacer para quererte.
No verte.

Sí, nacer cada día. Todo es nuevo.
Nueva eres tú, mi vida, tú, mi muerte.
No verte.

Andar a tientas (y era mediodía)
con temor infinito de romperte.
No verte.

Oír tu voz, oler tu aroma, sueños,
ay, espejismos que el desierto invierte.
No verte.

Pensar que tú me huyes, me deseas,
querrías encontrarte en mí, perderte.
No verte.

Dos barcos en la mar, ciegas las velas.
¿Se besarán mañana sus estelas?

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Diego, Gerardo (1896-1987). Amor solo / Gerardo Diego. -- 1ª ed. -- Madrid : Espasa-Calpe, 1958. -- 134 p. ; 21 cm. -- Premio de Poesía Castellana "Ciudad de Barcelona" 1952. -- D.L. M 6289-1958

821.134.2-1"19"… (más)

Dice el prologuista, y creo que es algo bastante repetido, que la característica fundamental de la poesía de Gerardo Diego es su variedad. En efecto, el poeta santanderino parece moverse tan a gusto entre las formas más clásicas y entre las vanguardias más rompedoras, entre los temas más íntimos y las humoradas más descaradas, sin acabar de rendirse nunca a ninguna de ellas. Con el tiempo, ha acabado por ser más conocido por algunos de sus poemas más clásicos ("El ciprés de Silos", "Romance del Duero") que por los otros. Pero, salvo algunas excepciones (el mencionado soneto de Silos, la onírico-fúnebre "Visitación de Gabriel Miró", y algún otro), no deja de parecerme un buen poeta, conocedor de su oficio, pero no un genio. Seguramente él tampoco lo pretende, y eso le da su encanto. Por otro lado, no sé si sería igual de célebre sin su papel de organizador de la llamada "Generación del 27"; eso no es poesía, pero sí es la fama.… (más)