A Nicolás y sus amigos, el sonido que produce la campana cuando llega la hora del recreo les suena a música celestial. Y es que por fin van a poder poner en práctica todo los que se les ha pasado por la cabeza.

Parece mentira cómo, después de más de medio siglo, todavía estos cuentecillos se leen no solo con una sonrisa, sino a veces con risa abierta. Goscinny atinó plenamente al recrear el pensamiento de un niño de siete u ocho años y su visión del mundo, amable pese a todo. Nicolás y sus compañeros aceptan las incoherencias de los adultos con resignación, sin dejar que eso les amargue la vida, y se aceptan unos a otros con la mayor naturalidad: cada uno es como es y ya está. En menos de cien páginas, ilustraciones incluidas (magníficas, por cierto), uno ya se ha quedado enganchado a los personajes. Un soplo de optimismo, simpatía y buen rollo que hace falta muchas veces. ( )

El último «nicolás» que leo por el momento. Es más de lo mismo (V. apuntes anteriores) y lleva razón la web «Leer y vivir» (URL: http://www.educared.net/mespana_recursos/home_12_71_esp_1__.html) cuando marcan como edad inicial recomendada los 10-11 años en vez de los 8 que se indican en el libro.

Sempé es un ilustrador-dibujante francés consagrado por los dibujos de «El pequeño Nicolás». No he visto ninguna edición con las ilustraciones en color (ni sé si existe), pero debe ganar mucho. Son dibujos de trazo simple (para quien sepa hacerlos) con personajes de pequeño tamaño que resultan atractivos, aunque con la impresión sobre según qué tipo de papel queden deslavazados.

+INFO http://fr.wikipedia.org/wiki/Jean-Jacques_Semp%C3%A9
+INFO http://www.bedetheque.com/auteur-397-BD-Sempe.html ( )