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Cargando... Gárgoris y Habidis : una historia mágica de España. 2 Ciclos cristianospor Fernando Sánchez Dragó
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INTRODUCCION
La cita de Tácito que encabeza este volumen, hábilmente alterada por quien la recoge, no puede ser más explícita sobre el propósito que me anima a escribirlo: trato de aventurarme sin esperanza de retorno por el inconsciente colectivo de esa poliédrica y escurridiza -aunque rotunda- comunidad geográfica que otros han dado en llamar españoles (pues éstos -como Américo Castro nos recuerda siempre se consideraron mismos, y a secas, «gallegos, leoneses, castellanos, navarros, aragoneses o catalanes. El nombre español, que los unificó a todos, se originó en Provenza por motivos comerciales o por cualquier otra razón de carácter práctico»). Y quede ya por delante, cogida al vuelo, la salvedad de que tan madrugadora alusión al más avispado y menos cobarde de nuestros historiadores en modo alguno equivale a comulgar con sus tesis. Los representantes de ese gremio, en el que no me incluyo, suelen confundir la identidad de los pueblos con su toma de conciencia militar o política, sin reparar en que ambas se definen a partir de un concepto -el de nación- parcial, soslayable, reciente, mostrenco y condenado, como todas las ideologías, a la interinidad de lo especulativo. No entraré aquí en polémicas atizadas desde esa deformación profesional. El filósofo pasa, el historiador no llega, el profeta permanece. Sólo conozco, para quienes gustan de estructuras, una estructura humana: la numénica (que aplicada a lo temporal y cotidiano determina los esquemas psicológicos en función de los cuales se produce la actividad de los individuos y de los pueblos). ¿Por qué demorarse en hechos cuando una memoria más profunda y convincente nos suministra mitos? En las páginas que siguen procuraré subir a éstos desde quéllos y, entre aquéllos, mencionaré sólo los que apunten a éstos. Pertenezco rremediablemente a esa ralea de plumíferos que Améric Castro, con desprecio y quizá con despecho, agrupaba bajo la doble etiqueta de psicógrafos o antropólatras del «homo altamirensis falta decir más. El lector está avisado y a tiempo de arrepentirse.
Para buscar en arquetipos se requiere manga ancha. E ingenuidad (si la expresión no os irrita). Plura transcribo quam credo, decía el padre Mariana Pues bien: yo voy más allá y, lejos de transcribir incluso lo que no creo, cred en todo lo que transcribo. Si nada es verdad, como Buda enseña, nad tampoco es mentira. Prefiero, en consecuencia, acumular datos a seleccio-narlos según la relativa y pasajera lógica de los usuales criterios historiográticos. Parte del material así recogido se revelará mensurable y, por ello, satisfactorio para el gusto y los dedos de Santo Tomás; el resto, en el peor de los casos, simplemente-y con más o menos gracia inventado (aunque no..