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Cargando... El Estudiante de Salamanca (edición 1998)por Jose de Espronceda
Información de la obraEl estudiante de Salamanca por José de Espronceda
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Inscríbete en LibraryThing para averiguar si este libro te gustará. Actualmente no hay Conversaciones sobre este libro. José de Espronceda y Delgado nació el 25 de marzo de 1808. Comenzó a trabajar en esta obra en 1836, aquel mismo año publicó en «El Español» unos fragmentos, leyó otros en Granada en 1839 y llevó la obra completa a la edición de 1840. El poema, que pertenece al género de la «leyenda», recoge diversos elementos de la tradición literaria, comenzando por la personalidad del protagonista que se presenta como «segundo Don Juan Tenorio», pero Espronceda le da un carácter muy diferente, que se distancia de la «leyenda» tradicional al modo como la cultivaron el duque de Rivas o Zorrilla. «El estudiante de Salamanca» es una leyenda fantástica de contenido simbólico, con la que el autor pretende expresar el concepto romántico del mundo, su propio concepto. Los dos puntos principales de donde parte el poema de Espronceda son la leyenda del «Burlador» y la del estudiante Lisardo; esta última, recogida por Zorrilla («El capitán Montoya»); Cristóbal Lozano (natural de Hellín -Albacete-. Es importante este hecho) la modificó y amplió en sus «Soledades de la vida y desengaños del mundo» (1658). «El estudiante de Salamanca» consta de 1 704 versos distribuidos en 4 partes. La 1.ª, muy breve, nos hace asistir en la oscuridad de la noche a un desafío en el que muere un hombre. Sigue luego la descripción del protagonista, don Félix de Montemar, «alma fiera e insolente», irreligioso, temerario, que «todo lo fía a su espada y su valor», famoso por su arrogancia y sus vicios, sólo ocupado en pendencias y conquistas de mujeres, a las que abandona después de seducirlas. A continuación, en un fuerte contraste, señalado por el cambio de estrofa, viene la descripción de doña Elvira, conquistada por don Félix y enamoradísima de él, ángel puro de amor, encarnación de toda la belleza y ternura femeninas. Pero doña Elvira es también abandonada por su seductor, y en la 2.ª parte se nos refiere cómo enloquece de pesar y muere, después de escribir una apasionada carta a don Félix. La 3.ª parte es como un intermedio de forma dramática: una escena de jugadores, en la que participa don Félix, y en donde se juega el retarto de la propia doña Elvira. Aparece entonces el hermano de ésta, don Diego, dispuesto a vengar su muerte, desafía a don Félix, salen ambos y don Féliz mata a don Diego. Con la 4.ª parte se abandona el plano realista y entramos en los dominios de lo fantástico y sobrenatural. Don Félix, todavía con la espada ensangrentada en la mano, avanza por la callejuela y divisa un blanco bulto de mujer, que se arrodilla al pie de una imagen colocada en una hornacina. Se le acerca y la dama echa a andar, pero la imagen y la calle avanzan al mismo tiempo con ella. Don Félix, sin amedrentarse por tal prodigio, pretende descubrir quién es aquella mujer que sólo entrevé como una sombra vaga, y comienza entonces una persecución alucinante. Atraviesan calles y plazas, salen al campo, penetran en otra ciudad desconocida, suenan solas las campanas, les rodean espectros que bailan danzas grotescas, todo en un vértigo enloquecedor. La dama le habla al fin para decirle que corre grave riesgo si la sigue pero don Félix no quiere cejar aunque el diablo le lleve al mismo infierno. Aparece entonces un entierro y don Félix ve dos difuntos: uno don Diego y otro él mismo. Pero don Félix se repone del momentáneo temor y continúa la persecución de la dama. Al fin penetran en un edificio que «andaba cual fantástico navío», descienden por una escalera de caracol y llegan a una estancia en cuyo centro se eleva un catafalco que semeja a la vez tumba y lecho. Entre una turba de squeletos, que danzan frenéticos, y lúgubres sonidos, que llenan la estancia, la misteriosa mujer tiende la mano a don Félix ofreciéndose como esposa; don Félix alza su velo y descubre que no es sino un esqueleto, pero, afirmándose en su temeridad, acepta tomarla por mujer. El esqueleto lo abraza, y aunque don Félix, atemorizado al fin, intenta desasirse, lo mata. Casi todo lo dicho y mucho más está en «Historia de la literatura española» de Juan Luis Alborg, v. IV, p. 282-365. Cada vez que releo este poema no puedo evitar recordar la leyenda de Bécquer «El miserere». sin reseñas | añadir una reseña
Obra potica con variedad de mtrica y propia del romanticismo por sus escenarios lgubres y constante presencia de la muerte. Don Flix de Montemar es otro Tenorio que hace morir de amor (literalmente) a Elvira, hermana de Diego de Pastrana que vengar su muerte. Don Flix seguir viendo a Elvir y la perseguir para conseguir conquistarla. No se han encontrado descripciones de biblioteca. |
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Google Books — Cargando... GénerosSistema Decimal Melvil (DDC)861.5Literature Spanish and Portuguese Spanish poetry 19th century 1800–1900Clasificación de la Biblioteca del CongresoValoraciónPromedio:
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Otro aspecto que me ha impresionado es el de la versificación. Espronceda parece utilizar todas las estrofas españolas conocidas, y todas con excepcional maestría, utilizando cada una para resaltar el ambiente o el estado de ánimo que quiere dar a cada escena. El editor nos hace ver cómo la escena final empieza con estrofas largas y relativamente remansadas para terminar con tres versos de una sola sílaba. Me he encontrado varias veces recitándome a mí mismo este alarde de versificación, digno de Lope o de Calderón, sin duda alguna. Una muy agradable sorpresa. ( )